21 mar 2025


TRIÁNGULO VIRTUOSO DEL BUEN GOBIERNO PARA SUPERAR EL BARBARISMO POLÍTICO, TECNOCRÁTICO Y GERENCIAL DE NUESTROS GOBERNANTES

Metrópolis es una plataforma ciudadana tecno-política organizada para pensar, debatir, planificar e impulsar acciones de incidencia política en el municipio de La Paz. En este espacio iremos subiendo y compartiendo propuestas de agenda pública de lo que creemos debería hacerse en la ciudad de La Paz para revalorizar no solo su condición de capital política del país, al ser sede de los órganos ejecutivo, legislativo y electoral del Estado, sino proyectarla como una verdadera ciudad del Siglo XXI. Las propuestas de acción desarrolladas para La Paz pueden servir de referencia para todas las ciudades más pobladas del país.

En este sentido, empezaremos con el principio fundamental que deben precautelar los gobernantes que es el de evitar el divorcio de la gestión política con la gestión técnica:

“La peor gestión política es aquella que consume el capital político del gobernante sin alcanzar los resultados anunciados y perseguidos, y ello puede ocurrir por un mal manejo técnico. La peor gestión técnica es la que, por no medir los costos políticos, queda inacabada y debe retroceder cuando ha consumido torpemente el capital político que le daba sustento” (Carlos Matus, Adiós señor Presidente, LOM Ediciones, 1998, Chile).

Por ello la necesidad de un procesamiento tecnopolítico de los problemas, las situaciones que se presentan y, las acciones y decisiones gubernamentales que se adoptan. La contravención a este principio tiene tres causas: a) el barbarismo político, b) el barbarismo tecnocrático, y c) el barbarismo gerencial.

Todos los niveles de gobierno, sean el nacional, departamental o municipal, deben contribuir a elevar la capacidad de gestión pública para el bienestar de la comunidad. Para ello, los gobernantes deben evitar los siguientes barbarismos:

“El barbarismo político tradicional, intenso e intrascendente, donde todo se resuelve con anestesia populista, y el barbarismo tecnocrático de moda, que ofrece cirugía radical con olvido de la anestesia. La planificación moderna es una respuesta a ambos tipos de barbarismo…[y] El barbarismo gerencial, asociado a los dos vicios anteriores, consiste en ignorar la eficiencia y eficacia organizacional como elementos complementarios básicos del manejo político y económico(MATUS, 1998).  

Gobernar no es otra cosa que dirigir y liderizar un territorio determinado en         función del proyecto de gobierno, como “apuesta tecnopolítica con fundamento  estratégico” –diría Matus- es decir, es “señalar y escoger una dirección”.

La cualidad legislativa eleva la dimensión de la gestión pública subnacional, que ya no puede limitarse a la eficaz y eficiente administración del Plan Operativo Anual (POA) y su presupuesto, sino que, tanto en los gobiernos municipales como en las gobernaciones, ahora el desafío es mayor: hay que gobernar la jurisdicción territorial que les corresponda (el municipio y/o el departamento).

Gobernar, entonces, exige articular, combinar y armonizar un conjunto de variables y situaciones que giran en torno a: propuestas de acción, capacidades de acción y posibilidades de acción, que deben ser consideradas por quienes deseen gobernar para el bien común; estas variables las sintetizamos en el Triángulo Virtuoso del Buen Gobierno que gráficamente presentamos a continuación.

       


PLANIFICACIÓN, PROPUESTAS DE ACCIÓN Y PROGRAMA

En el vértice superior del triángulo propuesto está el PROGRAMA DE GOBIERNO, entendido como un conjunto de propuestas de acción que se propone realizar para alcanzar objetivos, basados en una planificación por resultados. Las PROPUESTAS DE ACCIÓN contenidas en la planificación a corto, mediano y largo plazo, deberían estar contenidas en el programa de gobierno que, en los países democráticos, se pone a consideración de la ciudadanía al momento de votar a su candidato preferido que, con el respaldo de la voluntad popular expresada en las urnas, el gobernante electo debe implementar. Sin embargo, lo que generalmente sucede en el país, es que las organizaciones políticas presentan su programa de gobierno como un acto meramente administrativo y formal para cumplir las exigencias del Órgano Electoral, y que generalmente es abandonado por el gobernante, empezando así con improvisaciones, e incumpliendo con sus electores, que luego lo llevan al barbarismo político, tecnocrático y gerencial a lo largo de su gestión.

En este vértice, los gobernantes deben formular e implementar los planes establecidos, en nuestro caso, en el Sistema de Planificación Integral del Estado (SPIE) que contempla: EN EL NIVEL CENTRAL DEL ESTADO: el Plan General de Desarrollo Económico y Social (PGDES de largo plazo, 25 Años), el Plan de Desarrollo Económico y Social (PDES de cinco años), el Plan Sectorial de Desarrollo Integral (PSDI de cinco años de Ministerios, Entidades Descentralizadas y Desconcentradas). DE LAS ENTIDADES TERRITORIALES AUTÓNOMAS: el Plan Territorial de Desarrollo Integral (PTDI de cinco años, tanto de Gobernaciones como de Gobiernos Municipales), el Plan de Gestión Territorial Comunitario (PGTC de cinco años de las autonomías indígenas), y la Estrategia de Desarrollo Integral (EDI de mediano plazo, 5 años, de Regiones, Regiones Metropolitanas y Macroregiones Estratégicas). De mediano plazo también están contemplados los Planes de Empresas Públicas y los Planes Estratégicos Institucionales (PEI); y finalmente está la planificación de corto plazo (un año) con los Planes Operativos Anuales (POA) que todas las entidades públicas están obligadas a formular, aprobar e implementar y que corresponde ya al segundo vértice del triángulo referido a las capacidades de acción, que no son otra cosa que llevar a la práctica la planificación estratégica asignando, gestionando y administrando los recursos humanos y económicos con eficiencia y eficacia.

GESTIÓN, CAPACIDADES DE ACCIÓN Y EJECUCIÓN

El vértice inferior derecho está referido a las CAPACIDADES DE ACCIÓN relacionadas a la gestión y ejecución de la inversión pública, que debe ser eficaz, eficiente y transparente. La eficacia y eficiencia dependerá, de la capacidad de gobierno, es decir de la gestión gubernamental que no es otra cosa que la capacidad de generar y comandar acciones, que se expresan en la pericia o capacidad de dirección, de gerencia y de administración y control, para conducir, maniobrar y superar las dificultades de las propuestas de acción planificadas (MATUS, 1998). La transparencia dependerá del acceso a la información en línea que los gobernantes pongan a disposición de la gente. Información que al menos debe ser permanente, oportuna, didáctica y de fácil acceso. Para ello los gobiernos deben desarrollar una metodología de RENDICIÓN DE CUENTAS DEMOCRÁTICA vinculada a los mecanismos de control social existentes.

Para gobernar con eficacia (obtener ) y eficiencia () en beneficio de la gente, se requiere disponer en todo momento de métodos de planificación y técnicas de gobierno que la mayoría de los gobernantes la soslayan, apelando exclusivamente a la experiencia o la popularidad circunstancial que se pudiera tener, normalmente al comienzo de una gestión. Por eficacia entendemos el obtener resultados, dicho de otra manera, alcanzar las metas y objetivos establecidos; referido a QUÉ resultados u objetivos se lograron. Por eficiencia entendemos el alcanzar los objetivos y metas optimizando los recursos; referido al CÓMO logramos ciertos objetivos y/o resultados.

Las 3Es, eficacia, economía y eficiencia, deben ser combinadas adecuadamente para una buena gestión por resultados para alcanzar las metas previstas en la planificación operativa; donde los recursos invertidos en la ejecución de la inversión pública deben ser razonables en relación a los resultados alcanzados; y la relación entre los recursos invertidos y los resultados alcanzados debe aproximarse al índice de eficiencia establecido para la entidad (ver el D.S. Nº 23318-A de 3 de noviembre de 1992, decreto reglamentario de la Ley SAFCO).

En la agenda del Presidente, Gobernador o Alcalde normalmente lo urgente prevalece a lo importante, y la “improvisación sustituye a la planificación de la acción política de gobierno”.

En definitiva, un gobierno se mide por los resultados alcanzados en su gestión de gobierno, que dependerá del nivel de ejecución de la programación anual operativa (POA) que se traducirá en la capacidad de gerencia operativa, que se mide normalmente por el porcentaje de ejecución de su presupuesto en el año, pero fundamentalmente por el impacto que se genera en el bienestar de la gente con dicha ejecución, impacto que debe visibilizarse en el imaginario colectivo, comunicando e informando a la ciudadanía de los resultados. La gestión pública eficiente que no comunica sus resultados no existe. No se trata de publicidad o propaganda sino de información disponible y transparente.

GOBERNANZA, POSIBILIDADES DE ACCIÓN Y PARTICIPACIÓN 

En el vértice inferior izquierdo está la gobernanza territorial del sistema, referida a las posibilidades de acción que se sintetiza en el grado de dificultad de la propuesta y del camino que debe recorrerse, verificable por el grado de aceptación o rechazo del programa de gobierno por parte de la ciudadanía, y la capacidad de los actores sociales para involucrase respaldando sus motivaciones sean éstas favorables, adversas o indiferentes. En definitiva, para un buen gobierno, la gobernanza garantiza el equilibrio entre la eficiencia de la gestión pública y la efectiva participación ciudadana en la toma de decisiones de políticas públicas, que podría afectar o beneficiar a la comunidad.

Como se puede apreciar en el gráfico propuesto, el centro del triángulo virtuoso del buen gobierno tiene que ver con la CALIDAD DE VIDA DE LA GENTE, que debería ser el objetivo de toda política pública, sea del nivel central de un Estado unitario, federal o autonómico; así como de las Entidades Territoriales Autónomas o gobiernos subnacionales.

Finalmente, es preciso que los gobernantes contemplen al menos cuatro aspectos fundamentales que hacen a un buen gobierno: el diagnóstico o identificación de los problemas y las necesidades del territorio así como la situación institucional del propio Gobierno que servirá para los tres vértices del triángulo; la planificación para la definición de las propuestas de acción que se realizarán para atender los problemas y necesidades identificados en el diagnóstico; la ejecución de todas esas acciones en base al desarrollo de sus capacidades de acción y una efectiva participación ciudadana que faciliten todas las posibilidades de acción; y la evaluación, analizando en qué medida se han alcanzado los objetivos y resuelto los problemas identificados en el diagnóstico (Ver: Carlos Bellot López, Competencias y atribuciones de los gobiernos municipales. En el marco del esquema autonómico y los derechos políticos, Cuaderno de trabajo Nº10, CIUDADANÍA, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública, 2021, Cochabamba).